Escondidos en un monte entre Las Rosas y Clason, descansan los restos de uno de los fundadores de la cienciología y adepto al concepto nazi de higiene racial.
La Segunda Guerra Mundial se libró en Europa y otras regiones del planeta muy distantes de la Argentina. Sin embargo, más allá de los inmigrantes que huyeron del hambre y la guerra hacia tierras más prometedoras, también hubo otros personajes que fueron parte del conflicto bélico en forma directa, que luego encontraron refugio y escondite en este lejano país de Sudamérica. El hallazgo de la tumba de Anastasius Nordenholz, en un monte ubicado entre Clason y Las Rosas, despertó la curiosidad de un profesor de historia que descubrió un pasado nazi en esta región.
Pocas veces la provincia de Santa Fe se vio involucrada en estas historias de pre y posguerra. Sin embargo, una tumba enclavada en tierras agrícolas santafesinas podría demostrar que esta zona también fue refugio de alemanes muy ligados al proyecto de limpieza étnica y mejora de la “raza aria”, que propugnaban Hitler y sus seguidores.
La sorpresa
A principios de abril de este año, durante una clase de historia sobre totalitarismos y autoritarismos en Europa que dictaba en la Escuela de la Familia Agrícola Nº 8.248, el profesor Diego Bocco recibió una inusual consulta de parte de Agustín, un alumno de tercer año. “Estoy viviendo en la estancia La Germania. ¿Tendrá algo que ver con el nazismo la tumba que hay en el monte, en medio de los pastizales? Tiene un apellido raro y está a unos 500 metros, de donde vivimos”.
Una semana después, Candela -alumna de 1º año y hermana de Agustín-, le hizo al profesor la misma pregunta. Ese interrogante fue creciendo en la mente de Bocco, quien decidió indagar más al respecto.
Sobre su descubrimiento, el profesor y escritor de novelas de suspenso dialogó con La Capital y contó su experiencia. “Cuando era chico siempre escuché de los ‘viejos’ de Totoras sobre la supuesta presencia de alemanes que se refugiaron en campos de la región tras la guerra. Incluso que Hitler se habría refugiado un tiempo en la estancia Los Leones, en Clason”, comenzó su relato.
La investigación de Bocco lo llevó a contactarse con el actual dueño de la Estancia La Germania, Darío B., (el apellido se reserva a pedido del entrevistado) quien le proporcionó información y documentación para poder desentrañar parte de su historia y la de sus primeros ocupantes. En ese contexto, surgieron los nombres de los hermanos Anastasius y Anita Nordenholz y del marido de ésta, Alfred Ploetz.
“El padre de los Nordenholz se llamó Guillermo Federico, fue cónsul de Prusia y dueño y creador de la estancia La Germania, ubicada a pocos kilómetros de Totoras, entre Clason y Las Rosas. Se radicó en Buenos Aires en 1850, y una década después adquirió campos para establecer la estancia en un espacio de unas 5.500 hectáreas. En un plazo de 15 años el tamaño se triplicó. El cónsul falleció en 1912 y el condominio de la propiedad quedó, hasta 1938, en manos de sus tres hijos: Anastasius, Ángela y Anita”, explicó Bocco.
“En Alemania, Anastasius fue amigo y soporte financiero del médico Alfred Ploetz (creador del concepto de higiene racial) con quien publicó en 1904 la “Revista de las Razas y de la Biología Social”. Al año siguiente, fundaron la Sociedad para la Higiene Racial y Ploetz se casó, en segundas nupcias, con Anita Nordenholz. Ploetz y Anastasius se convirtieron en cuñados”, explicó.
El profesor de historia totorense fue adentrándose en un relato cada vez más abrumador: “Uno de los propósitos de Ploetz era ‘salvar a la raza nórdica’. Afirmaba que ‘el apoyo a los pobres debe ser mínimo y solo darse a las personas que ya no tienen ninguna influencia en el cuidado de sus crías. Este y otros sentimentalismos humanos, como el cuidado de los enfermos, los ciegos, los sordos y los mudos, de hecho, de todos los débiles, solo obstaculizan o retrasan la eficacia de la selección natural’”.
Es decir que Alfred pretendía una “selección de genética sana y de alta calidad”. Pero la mística de la superioridad racial no terminó allí ya que en 1933 escribió un artículo con elogios a Hitler, señalándolo como el hombre “que, a través de su fuerza de voluntad, está sacando la higiene racial alemana de la maleza”. Tres años después, Hitler lo nombró como profesor, por su trabajo e influencia en el desarrollo del Tercer Reich.
“Anastasius, el único hijo varón del cónsul, nació en 1862. En Europa trabajó como profesor y como periodista, y acá en el país como científico y granjero. Llegó a Berlín en 1888 para cursar sus estudios universitarios y ahí mismo se unió a la Asociación de Estudiantes Alemanes. Esta agrupación tenía como principios a la germanidad, la monarquía y el cristianismo. A finales de la década no solo era antijudía, sino también extremadamente ‘nacionalista’”, indicó el docente.
Cienciología e higiene racial
“Otra curiosidad sobre Anastasius -prosiguió- es que en varios sitios web norteamericanos se lo menciona como el padre de la cienciología, una religión moderna que tiene entre sus adeptos a famosos actores como John Travolta y a Tom Cruise, pero que en tiempos de Anastasius, el eje rector era el conocimiento. Si bien el fundador de dicha iglesia fue un norteamericano llamado Ron Hubbard, Nordenholz acuñó el término”, afirmó Bocco.
Visitas distinguidas
Si volvemos a Argentina, a la estancia La Germania y recorremos su historia, encontramos en un artículo periodístico de los años ´40, (colección del dueño actual de la estancia) que el padre de Anastasius y de Anita, recibió en Clason a figuras como el príncipe Ferdinand de Hohenzollern, al ex zar Ferdinand de Bulgaria, y al presidente Julio Argentino Roca. Nada subestimable la importancia e influencia de los Nordenholz en un país muy lejano a su patria.
Por su parte, Anastasius, a pesar de su labor administrativa en la estancia, siguió viajando a Alemania hasta poco antes de su muerte. Alfred Ploetz, el creador de la Sociedad de la Higiene Racial, falleció en Alemania en 1940. Su mujer, Anita, se hizo cargo de lo que le tocó en herencia de La Germania y fundó la Cabaña y Estancia El Orión, hoy propiedad de la empresa láctea Verónica.
Anastasius murió en Argentina en 1953 y a él pertenece una de las tumbas que actualmente se encuentran en un predio que ya no forma parte de la estancia La Germania y cuyo actual dueño no tiene intenciones de que se conozca el emplazamiento exacto.
En cuanto al interrogante que surgió en la clase de historia por parte de los alumnos de Bocco, el profesor expresó que “la respuesta a la pregunta de Agustín y de Candela, con toda certeza es un sí. La tumba que está perdida o escondida en el monte. La tumba cuya lápida registra la leyenda Anastasius Nordenholz, tiene que ver de alguna manera con la historia del nazismo”.
Los interrogantes
“Lamentablemente, ese monte ubicado a 500 metros de su vivienda no pertenece ya a La Germania, sino a otro productor que adquirió hectáreas en la zona. Con todo derecho, el propietario eligió resguardar su nombre y también la ubicación de la tumba, alegando que la noticia podría generar visitas desordenadas e inconsultas a la propiedad”, detalló Bocco.
“Más allá de los datos y de la ubicación, -continuó- lo que crece son las preguntas: ¿Qué pasó con Anita Nordenholz? ¿Qué rol tuvo ella después de la guerra y de la caída del régimen? ¿Habrá propiciado asilo a los jerarcas que, como es sabido, tenían recibimiento en la Argentina de Perón? ¿Habrán existido conexiones en otros lugares o propiedades de la región? ¿La historia termina ahí? ¿Por qué las tumbas, en situación de abandono y en un monte perdido, no cobraron la importancia que merecen?”, disparó el profesor.
“Qué bueno que estas preguntas no son de Agustín y de Candela. No sabría qué responderles… Pero sirvió como un incentivo para que los chicos se interesen por la clase y trabajen al respecto”, finalizó.
Docente y escritor
Bocco es docente de historia y trabaja en escuelas secundarias. Hace unos años publicó un libro que narra la vida de dos hermanas franciscanas, misioneras de la Escuela Nuestra Señora en Totoras, y cómo vivieron la peste bubónica acontecida en 1919. Posteriormente, publicó la novela “El poblado” y en 2023 otra titulada “Huella de luces”.
La consulta sobre si la historia de los Nordenholz será material para una próxima novela tuvo una respuesta rotunda: “No lo creo, tengo ya en la cabeza cómo seguirá la zaga y la idea para un cuento, pero ese trabajo lo pienso realizar el año que viene”.
Fuente / La Capital
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