Las infancias trans y el derecho a ser, la importancia del acompañamiento desde temprana edad.
Dicha actividad se realizó el pasado fin de semana en el Punto Violeta Las Parejas. Poco se habla de las niñeces trans. A veces por miedo, otras por desconocimiento o por la gran influencia que tiene el modelo binario y heteronormativo en las representaciones sociales. Frente a prácticas de discriminación y patologización, niños y familias incursionan en formas más libres y amorosas de construir identidades.
Es a partir de esta normalización impuesta por los adultos en la infancia donde aprenden la existencia única de dos géneros fundamentados a partir de una asignación biológica que se interpreta como innata y natural.
Hablar de las infancias trans, visibilizarlas y conocerlas nos permitiría eliminar las barreras que tienen estos niños, niñas o adolescentes. Ayudaría a evitar el sufrimiento de familias y, sobre todo, la discriminación y las violencias.
«Cuando mi hija pudo decir quien era note una felicidad absoluta en sus ojos, esa construcción es tan desde adentro que yo la elijo una y mil veces así como es trans porque así estoy orgullosa y así la amo.
Todo empieza por casa porque la primera sociedad para una persona es la casa, y la segunda casa es el colegio, yo no sabia que era trans sino no hubiese elegido un colegio católico, el respeto y la empatía empieza por casa porque una criatura de seis años que arrastra a otra la encierra en un baño y la muele a palos para que se haga hombre, ¿qué sabe?.
Ella es una nena con pene es una nena trans, y ella lo aprendió con seis años en casa, su sociedad es su familia», expresó Natalia González.
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