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Conoce la ‘estafa del sí’ y evita quedar sin dinero en el banco: una llamada bastará para ser estafado.

En los últimos meses, es posible que hayas recibido una llamada en la que nadie habla y de un momento a otro solo cuelgan o también que del otro lado alguien se haga pasar por un asesor comercial para pedir información. Todo esto se trata de una modalidad de robo conocida como la “estafa del sí”. Un fraude que busca robar información bancaría, para posteriormente desocupar las cuentas.

El objetivo principal de la llamada es captar la voz de la víctima para luego realizar transacciones o contratos sin su consentimiento. Un tipo de robo del que es posible cuidarse siguiendo algunas recomendaciones básicas.

Todo comienza con una llamada telefónica, generalmente desde un número desconocido. El estafador se hace pasar por un representante de una entidad legítima, como un banco, una empresa de servicios o una agencia de atención al cliente. A través de preguntas estratégicas, buscan que la víctima pronuncie la palabra “sí”.

Las preguntas pueden parecer inofensivas, como:

“¿Está hablando con el titular de la línea, [nombre de la víctima]?”
“¿Está de acuerdo en recibir esta información?”

En otras ocasiones, los ciberdelincuentes ni siquiera se identifican. Llaman y esperan que la persona conteste con un “sí”, una de las respuestas más habituales al contestar una llamada con “¿quién es?” o “¿hola?”.

Una vez obtenida la grabación de la respuesta afirmativa, los delincuentes utilizan herramientas, como inteligencia artificial generativa, para clonar la voz de la víctima. Esta grabación les permite realizar una serie de actividades fraudulentas, como autorizar transacciones financieras, inscribirse en servicios a nombre de la víctima o incluso crear contratos falsos.

Esta estafa ha ganado notoriedad debido a la creciente dependencia de la autenticación de voz en servicios digitales y bancarios. Según el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) en España, este tipo de fraudes utiliza ingeniería social para aprovechar la confianza de las personas en instituciones aparentemente legítimas.

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