Luego de más de dos años de restauración, en la tarde de ayer, sábado 14 de mayo de 2022, el Pian Chevrolet con que Vicente Cipolatti ganara las 500 Millas de 1963, volvió a rugir en el mítico Óvalo de Rafaela.
La prueba dinámica fue planificada por el equipo técnico de Proyecto 11, Osiris Trossero, dirigente del Automóvil Midget Club Sunchales y Silvio Fontanini, presidente del Club Atlético de Rafaela, como corolario del trabajo realizado hasta el momento, con el fin de verificar en pista el funcionamiento integral del Fórmula Uno
Mecánica Nacional, previo a su presentación oficial el próximo viernes 27.
Como se sabe, es el cuarto auto fabricado por Alfredo Pian en Las Rosas, en 1947. Es uno de los monopostos más importantes de la historia del automovilismo argentino y latinoamericano, múltiple campeón y vencedor, en reiteradas oportunidades, de las 500 Millas de Rafaela, la competencia más importante de Argentina.
Tras el dramático incendio ocurrido a principios de 2020, el equipo liderado por Leonardo Collino, mecánicos, colaboradores y otras empresas proveedoras, pusieron manos a la obra para recuperar la unidad y devolverla a las pistas, objetivo que ayer se vio concretado.
Un desafío aprobado con creces
La visita al “Óvalo” rafaelino tenía como principal objetivo corroborar en la práctica todos los indicadores que hacen al buen funcionamiento de un verdadero auto de carreras.
Según definieron los responsables de la máquina, “las pruebas de resistencia y funcionamiento fueron muy exitosas”. El equipo hizo mediciones y trabajó arduamente durante toda la jornada. Se hicieron ajustes en las suspensiones, la transmisión y en la unidad de potencia.
“El 11”, como popularmente lo conocen los sunchalenses, está impulsado ahora por un motor Chevrolet Apache 235”, con un trucaje similar al que contaba el auto en el año 1963. Se diseñó un árbol de levas de 290 grados (RM), con varillas y válvulas especiales, estas últimas diseñadas por la compañía Basso. Utiliza un sistema de lubricación con doble bomba, más un depósito de aceite en la parte posterior. Diego Bonetto, encargado de la mecánica, agregó una bomba de Dodge big block, donada por Luis Zschocke, agregando un sistema de válvulas original de 1963, que Juan Carlos Bonetto, el artesano de Proyecto 11, guardaba como un tesoro en su taller.
El sistema de alimentación está compuesto por un múltiple de admisión especial diseñado por José Collino, más tres carburadores Stromberg 97 similares a los que equipaba el auto. El escape fue reproducido por Conforma Inox en Venado Tuerto.
El motor se equipa con bielas Ercrom y pistones IASA hechos especialmente, siguiendo las medidas indicadas en una libretita que el hijo de Chente aún guarda en su escritorio. “Todos los elementos funcionaron de manera fantástica”, señalaron los técnicos.
Durante las pruebas, se retocó la carburación para lograr una puesta a punto óptima. “Se podrían correr las 500 Millas hoy mismo”, expresó eufórico el motorista Diego Botto.
Semáforo Verde
En las primeras horas de la tarde, respetando todos los protocolos de seguridad que dispone el Autódromo del Club Atlético de Rafaela, Leonardo Collino se calzó el buzo antiflama y se subió a la máquina. Los colaboradores empujaron el F1 del Automóvil Midget Club Sunchales que, presuroso, volvió a rugir en el “Templo de la Velocidad”, el lugar que acogió las principales hazañas del auto y su piloto.
“Sentí mucha paz”, expresó Leonardo apenas culminó la primera tanda de ensayos. “El auto parece estar hecho para ese trazado, transita las rectas y las curvas como si fuese una danza. Más acelerás, mejor se siente”. Y recalcó: “Fue todo muy natural, logramos girar a altas velocidades con total confianza”.
Según el registro de los testigos, el coche sonaba muy armonioso, igualando el andar de hace más de sesenta años. En las zonas rápidas, se pudieron obtener marcas cercanas a los 180 km/h y un sorprendente comportamiento en los curvones.
“Cosas que pasan con un auto de carreras”
“Los que nos subimos a auto de carreras estamos acostumbrados a convivir con situaciones de riesgo. Y esto es un auto de carreras. Siempre puede suceder lo inesperado. Para eso hacemos estas pruebas, para minimizar el peligro y conocer los límites de la unidad”, señaló Leo Collino al finalizar los ensayos.
Las pruebas no estuvieron exentas de estas situaciones. En una de las salidas a pista, se saltó un tapón de agua del block y un chorro importante de líquido refrigerante, a más de 90 grados de temperatura, empezó a derramarse justo sobre el pie izquierdo del piloto. “La bota de cuero americana, que uso en los midgets, realmente me salvó de una quemadura importante”, comentó Collino.
Pero la situación más dramática se vivió a la salida del curvón Sur, rodando a más de 160 hm/h, cuando se quebró la punta de eje delantera izquierda, desprendiéndose así un neumático. “Fue un momento muy tenso. La rueda se salió junto con su campana de freno, pero volvía contra el auto y me chocaba lateralmente. En esos instantes me preocupaba que la rueda pasara por debajo y desestabilizara el auto, que iba raspando en el
asfalto. Al final pude dominarlo”, detalló Leonardo después del episodio.
La rueda siguió unos 800 metros en línea recta mientras que el coche se fue arrastrando unos 400 metros hasta quedar mansamente detenido muy cerca del paredón externo, sin demasiadas averías. “Este suceso también sirve para dimensionar la valentía de los pilotos de esa época que, prácticamente sin elementos de seguridad, se jugaban la vida en cada carrera”, señaló Collino.
Tras el abrupto final de la prueba, el equipo ya volvió a trabajar en la máquina, ajustando detalles y reparando los daños. El viernes 27 volverá a lucir a pleno en el centro de la ciudad de Sunchales, momento en que será presentado en sociedad.
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